El martes 2 de diciembre el comandante del Cuerpo de Bomberos de Catemu -una pequeña comuna ubicada en el Valle del Aconcagua, en la provincia de San Felipe- se encontraba en su trabajo habitual. Andrés Olguín es paramédico en la posta rural del sector El Arrayán, ubicado a unos kilómetros del centro urbano de la pequeña comuna, y ese día estaba de turno junto a un conductor de ambulancia. La única dotación que queda en el Servicio de Urgencia Rural (SUR) es el paramédico y el chofer, porque los médicos solo cumplen funciones hasta las 21:00 horas.
A las 22:50 horas ingresó un joven de 24 años con antecedentes cardíacos, según reporta su historial médico, quien llegó por sus propios medios con dolor abdominal, dolor precordial y vómitos explosivos. “Me duele el corazón y siento que me voy a desmayar”, fueron las palabras que recuerda el Comandante de Bomberos Andrés Olguin, que le dijo el joven paciente.
A las 22:50 horas ingresó un joven de 24 años con antecedentes cardíacos, según reporta su historial médico, quien llegó por sus propios medios con dolor abdominal, dolor precordial y vómitos explosivos. “Me duele el corazón y siento que me voy a desmayar”, fueron las palabras que recuerda el Comandante de Bomberos Andrés Olguin, que le dijo el joven paciente.
A los pocos minutos de ingreso, el paciente presentó un paro cardiorrespiratorio. Para los expertos en rescate y manejo del trauma, los primeros minutos son cruciales para determinar las posibilidades de sobrevida de un paciente y con mayor razón en este caso, considerando el historial médico del joven que hace solo cuatro años había presentado complicaciones y una operación por arritmia cardíaca. En manejo y control de emergencias médicas esto se conoce como la “hora dorada”; el tiempo que transcurre desde que se produce el accidente o evento traumático (en este caso, el paro cardiorrespiratorio) y cuando se logra estabilizar con las acciones de control.